Wow...lo que pasa el tiempo. Entre la época en que estuve centrada en otras cosas (la vida real me llama, que puedo decir) me dio tiempo de meterme en un taller de escritura de ensayos y con mucha ayuda logre escribir esto. Recién tengo las ganas (y el tiempo) para poder publicarlo.
No quieren ver el arcoíris
Estábamos preparando una actuación para
nuestro colegio mostrando la confianza y seguridad que deberían tener los
adolescentes para comenzar su vida universitaria. Cuando la directa vio el
ensayo donde un chico debería tener la confianza para decirles a sus padres que
quiere estudiar Moda y alta costura, se acercó a nuestro tutor y con un tono
firme sin quejas exclamó: “Van a cambiar Moda y alta costura por Diseño
gráfico, la primera fomenta la homosexualidad y no voy a dejar que eso pase en
esta institución”
A pesar de que la homosexualidad fue
sacada del libro de enfermedades hace años y es considerada una orientación
sexual normal del ser humano, no deja de ser un tema invisibilizado o
ridiculizado en la sociedad.
Desde el colegio se intenta ocultar el
tema, desde cosas tan sencilla como quitarla de los problemas de matemática
¿Acaso alguna vez has leído que Pedrito tiene dos mamás? o en la lista de
libros que debes leer en todo el año ¿Tenía algún personaje gay?
A los 6 años leí el primer libro infantil
que introducía una pareja gay, llamado “Lili y Molly” mostraba los diferentes
padres que podían tener los niños, y aparecía uno que decía que tenía dos
papás. Recuerdo que no pude entender eso, pensaba que esos dos papás en el
cuento, tenían que ser hermanos o amigos cuidando de un niño.
En
mi mente no podía caber la posibilidad de que esos dos padres tuvieran la misma
relación que un padre y una madre. Los libros, los programas de televisión, los
comerciales, los profesores, entre otros, me prohibían sin que yo lo notara de que
podían existir parejas del mismo sexo.
Pero como la sociedad sabe que no
siempre puede intentar invisibilizar la homosexualidad va creando estereotipos,
como si de alguna forma intentara decir: “Si existes, tienes que ser de esta
forma”. Crean así al muchacho estilista con voz aguda, a la mujer camionera o
al transexual más vestido como un payaso.
Todo esto con el fin de ridiculizar a
la homosexualidad, porque cuando alguien ve a alguno de los estereotipos, se
ríe o simplemente se aleja. Ahí todo se vuelve más oscuro, porque te das cuenta
de que la sociedad, intentando invisibilizar el tema, no solo ha hecho que la
gente se aparte, sino que a veces también sienta miedo. Y teniendo como base la
ignorancia, la sociedad se vuelve homofóbica.
Eso me recuerda a cuando llevé a mi
colegio un pequeño cartel pintado con la bandera LGBT que decía “HETERO Y A
FAVOR”. Un amigo se acercó a mí y me dijo “No sabía que eras eso, yo más o
menos con ese tema, pero prefiero no meterme”. Me demoré por lo menos diez
minutos entender qué pasaba. Él pensó que heterosexual era lo mismo que
homosexual, porque en su cabeza no cabía un término científico para las parejas
del sexo opuesto, era solo “normal” o “gay”.
Por eso cuando se discutió en el
congreso la Unión Civil y varios actores peruanos se pusieron en parejas del
mismo género para tomarse fotos con poses románticas; una municipalidad elevó
un cartel frente alguna universidad con la cita bíblica donde se condena la
homosexualidad.
Y es que, si al menos la Iglesia pudiera
cambiar de argumentos frente al tema, sería más interesante debatir con la
entidad. Pero desde hace cientos de años usa las mismas razones para negar no
solo la homosexualidad, sino también el derecho al trabajo de la mujer y a
condenar a las personas de color en su momento.
Porque claro, toman el versículo de
Levítico donde condenan la homosexualidad, pero ignoran que a unos versículos
más adelante condenan de la misma manera a las mujeres violadas por no gritar
lo suficientemente fuerte durante la agresión.
No se cansan de decir que es algo
antinatural, cuando en verdad en más de mil quinientas especies se muestra la
homosexualidad y solo en una la homofobia. Siempre repiten que las parejas del
mismo sexo destruyen a la familia y gritan que son un mal ejemplo cuando lo
único que quieren es formar una familia y pedir igualdad de derechos.
Y todo contrargumento pierde sentido
cuando te das cuenta de que el tema es sencillo. Una persona homosexual puede
ser rica o pobre, alta o baja, puede ser callada o habladora, divertida o
sería, podría ser tu primo, tu hermana o tu vecino, puede ser cualquiera o
ninguno. Pero lo que nunca dejara de ser, es una persona, una con los mismos
derechos que cualquier otra.
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